Matteo Lombardi
Se levanta de forma abrupta
— No, no , no puede ser cierto, tú no puedes ser ese hombre, tú lo sabias, sabias esto desde hace tiempo — agacho la cabeza para luego asentir — AHHHH no puedo creerlo, ¿sabes cuanto he sufrido por esa simple noche?, no puedo estar aquí tengo que ir, no puedo seguir en este lug.-
No termina de decir la frase, porque pierde el conocimiento, apenas me dio tiempo de tomarla en mis brazos, la alzo llevándola hasta el mueble.
— Cerecita, por favor reacciona, despierta mi amor.- siento la angustia invadirme el pecho
— No debí mi amor, no tenía por qué decirte nada, debí guardar silencio, pero no quería que te enteraras de otra forma.
—Perdón, perdóname mi cerecita.- halo mi cabello por la desesperación que tengo.
Pasan los minutos y ella sigue sin reaccionar.
—Tengo que llevarte a un hospital, no puedo dejarte aquí sin atención, no pienso poner la vida del tiburonsin en riesgo. - me dispongo a tomarla de nuevo en brazos, cuando la puert