—Es hora de irnos —su voz resonó cerca de su oído y luego sintió la palma en su vientre.
Ella puso su mano encima de la suya y luego se giró en forma lenta, Xavier iba a caminar para salir de la terraza, pero ella lo frenó.
—¿Confías en mí? —le preguntó Ana.
—Por supuesto…
—Entonces mírame a los ojos y dime que ves cuando te digo: Te amo…
Cox amplió una sonrisa genuina y le dio un beso suave en los labios.
—Veo verdad…
Ana asintió con la cabeza y luego hundió su rostro en su cuello.
—Debo colocarme las sandalias…
Cuando estuvieron dentro del auditorio, él le sostuvo la mano todo el tiempo, y aunque ella trató de respetar su espacio, Cox no dejó que ella se fuera por su lado.
Se sentaron juntos como el prime