Jorge lo nota y le dice, “cálmate… no sabemos ni qué está pasando, no gastes tu energía en eso. Mejor dime, ¿avanzaste algo ayer?”

Mariano respira hondo y cierra su laptop, voltea a Jorge, “pues, no sé.”

Jorge se queda incrédulo, “¿cómo que no sé? No sabes si la abrazaste, si la besaste, si pasó algo más o si confesaste tus sentimientos… ¡bah!”

“No me refiero a eso…”

“¿Y el picnic qué?”

Mariano sonríe, “le encantó.” Con solo recordar la mirada de Matilda al reconocer el lugar en el que estaban y la emoción que sus ojos irradiaban al ver la comida, postre y bebida que había sido preparado para ella, el corazón de Mariano se comenzó a sentir acelerado.

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