6.

El día siguiente, Mariano fue por Matilda, le mandó un texto para avisarle,

[Te espero afuera.]

Matilda ya estaba retrasada, agarró una barra de granola, café y salió corriendo hasta el coche que la esperaba.

“Buenos días! Perdona que te hice esperar, me dormí 10 minutos y…”

“Buenos días. Matilda, vamos temprano. Vine antes de tiempo.”

“Je, es que prefiero llegar media hora antes…”

“No exageres, puedes llegar 30 minutos tarde si prefieres.”

“Algún día te tomaré la palabra…” Matilda se iba acomodando el cabello y recordó, “Te traje café, espresso y… Una galleta de avena.”

“Gracias, de hecho salí sin tomar mi café, me salvaste.”

Matilda sonríe, “No es nada.”

Mariano iba viéndola de reojo, se iba haciendo un moño relajado, que iba a juego con su look medio hipster, “Te tomas en serio lo de los looks.”

“Luego Josué anda de bully. Ni en mi peor día me deja verme mal.”

“A ver, tú que siempre brillas, no creo que tengas tantos días malos.”

“¡Ja! Solo ayer…”

“No, eso es diferente. Fueron momentos… No tan afortunados en tu día, pero no fue un mal día.”

“Si lo miras de esa manera, tienes razón. No por nada eres tan brillante.”

Ambos rieron suavemente.

Matilda se aplicó un labial en color borgoña, una vez lista le pregunta, “¿Estoy bien así? Sé sincero.”

Mariano volteó a verla, agradeciendo al semáforo en rojo. Su nuez de Adán moviéndose, reflejo de sus nervios. Extendió su mano hacia el labio de Matilda, corrigiendo una pequeña mancha, casi imperceptible, pero para él, que se fijaba en cada detalle de ella, sí que la vio, “Está perfecto. Te ves… como si tú vas a hacer el casting.”

A pesar de todo, Mariano no tuvo el valor de decirle que se veía preciosa.

Ella sonrió y dijo, “Tal vez, si fuese hace 8 años, lo habría hecho.”

Disfrazó sus nervios con esa frase y su sonrisa. Honestamente, cuando sintió el pulgar de Mariano tan cerca de sus labios, no pudo evitar sentir miles de mariposas en su estómago, pero también más abajo.

Ahí no Matilda, no vayas por ahí.

Al llegar al edificio, Matilda se bajó de inmediato y le dijo, “Te veo luego. Gracias por… Llevarme y traerme.”

Sin más salió corriendo. Subió hacia la oficina de Josué y finalmente se sintió más calmada, lejos de Mariano.

“Ajá pequeña cobayita…”

“Buenos días Josué.”

“Buenos días, ahora te ves preciosa. ¿Qué es? ¿un nuevo labial o un nuevo rubor?”

Matilda se sonrojó más, “No, justo venía corriendo.” No iba a decirle que era del calor que Mariano le había provocado.

“Ya veo, hasta traes esas… Cosas.” Miro con desprecio sus zapatos.

Matilda cruzó sus piernas, “Se llaman Conberse, deberías probarlos de vez en cuando.”

Josué hizo una cara medio asqueado, “Lo dejo a los jóvenes.”

“Jajaja, cállate abuelo, eres 2 años mayor.”

“Bueno, bueno, pero va bien con tu pinta de hoy.”

“Lo sé. Además es agotador usar tacón todos los días.” Aún comiendo su barra de granola, Matilda le dice, “A ver, ¿Qué misión tienes ahora para mi?”

Josué sonríe, “Honestamente, tengo ciertos perfiles, pero más que todo quiero que no respaldes tanto a Cayetano. Ya sabes, ambos tenemos visiones muy diferentes. Yo voy por lo clásico y elegante y a él se le pasa la mano con lo vulgar y… corriente.”

“¡Bah! Pero todos los que vienen siempre son guapos y hermosas. No te pongas muy exigente. Pero, te entiendo. Además, ¿cuándo me he puesto de su lado?”

Claro, las últimas chicas que eligió Cayetano, parecían que eran para películas eróticas. Sin ofender. Pero, solo encajaron para muy pocos perfiles de los clientes.

Josué continuó, “En cuanto a Galilea…”

“Ni me digas. Ella todo lo que busca es que sea como en un mundo de muñecas, la típica rubia platinada, ojos azules y de piel clara como un papel.”

“Exacto.”

“Pues, ya sabes que en general, me fijo en que sea alguien que tenga futuro. Además, ahora será un poco más fácil, porque tenemos los briefs y varias campañas que han ido filtrando nuestras necesidades.”

Josué rió y le dijo, “Lo sé y por eso te amo.”

En ese instante Mariano iba entrando, solo logró escuchar esta última frase sin comprender el contexto. Sus ojos se nublaron de celos, “Ajem, es muy temprano para ese tipo de confesiones, ¿No?”

Josué se pone nervioso y ríe, “¿Celoso?”

Mariano no iba a admitirlo, Josué continúa, “Cálmate, te amo más a ti. Solo no me despidas si lo digo.”

Matilda se sonrojó y no pudo evitar reírse a carcajadas, “Josué, ¿No me digas que de verdad le estás tirando los perros al jefe?”

Josué se puso de todos colores, “Em, eeeh… No es mi tipo.”

Mariano se sorprendió, “¡Vaya! No sabía que…”

En efecto, Mariano nunca se había percatado que a Josué le gustaban los hombres y eso que se conocen hace tantos años. Con razón jamás lo había visto con novia. Respiró en alivio, eso significaba que no estaba tras Matilda.

Josué se pone nervioso, “Es que… Parezco muy normal. Jeje.”

“Bastante.” confirma Mariano.

“No te creas, a mí me costó trabajo descubrirlo, mi gaydar me falló…”

“Hasta que un día me tocó ayudarte con…”

Matilda corrió a cubrirle la boca, “Ni se te ocurra.”

Josué le mordió la mano, “¿Me quieres matar?”

Mariano dijo, “Con razón eres tan dramático.

Bueno, necesito que me ayuden con esto…”

Colocó una foto sobre el escritorio con un brief.

“Una modelo de manos?”

“Cada vez piden cosas más raras, que lo hagan con IA.”

“No puede ser. No creo sea tan difícil encontrarla… ¿Y la que usamos la otra vez? Sus manos estaban casi perfectas.”

Matilda irguió su espalda de golpe, “¡Ay no! Me rehuso a hacerlo de nuevo… pasé horas en eso, terminé casi perdiendo un dedo del calambre que me dio.”

“No sabía que habías sido tú…”

“Claro, Josué me obligó.”

“Pero fue porque… mmm… mmmmm… mmmm.” Matilda le cubre la boca nuevamente y Josué la mordió en defensa, “¡Ouch! Solo deja de contar mis historias… ocultas.

Mejor me voy.”

Así Matilda se fue con pasos acelerados, casi chocando con una asistente de Josué.

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