Ya en el apartamento de Franco, Valeria se quiso meter a la bañera y relajarse con un baño caliente, además de pensar en sus alternativas.
—Pero, osita, en una hora…
—Pienso mejor si estoy sola y relajada —dijo Valeria momentos antes de desvestirse.
«El señor Carrizosa es igual a su hijo», pensó Valeria cuando ya el agua caliente envolvía su cuerpo. «Usa esa máscara de arrogancia y prepotencia cuando las cosas no salen como él quiere que sean, pero tan pronto percibe que los demás marchan a su ritmo y bajo su compás, entonces se muestra dulce y amable, como fue ayer, en su casa, cuando vio que yo había doblado la cabeza. Debe haber una forma de lograr convencerlo de que se está s