Olivia tragó saliva, no comprendía nada.
—¡Armando! ¿Dónde carajos te metiste?, trae a Olivia. —Esta vez el grito de Jackson fue mucho más fuerte. Olivia pegó un brinco, tapó su boca y miró a Armando.
—¡Señorita váyase! Después le explicó el por qué. —Aramando se giró y bajó rápidamente las escaleras, corrió hasta la biblioteca hasta donde Jackson estaba destrozando todo a su paso.
Los vidrios de las ventanas estaban totalmente destruidos, las manos de Jackson tiraban todo a su paso, sin importar absolutamente nada.
Armando miraba con cierta satisfacción en su rostro la escena que estaba haciendo Jackson. Jackson dejó de tirar todo, calmó un poco su respiración, y miró a Armando.
—¿Dónde demonios está Olivia?, ¡Traela! —exclamó Jackson. Camino tomó una copa y sirvió un poco de coñac.
—¡Señor en este momento voy por ella! —respondió Armando. Armando salió de la biblioteca subió las escaleras y caminó suavemente hasta llegar a la habitación de Olivia.
Dejó salir un suspiro de tranquili