Sídney se despertó a las cuatro de la madrugada y bajó a la cocina. Se puso el delantal y decidió preparar cupcakes de diversos sabores y los puso a hornear. Cuando estuvieron listos los decoró con glaseado de crema de mantequilla.
Amaneció cuando hubo acabado, salió fuera y preparó allí una mesa para el desayuno incluyendo los cupcakes en medio. Miró en los cajones y cogió una velita colocándola en medio de uno de los cupcakes. La encendió y subió al cuarto de Nicolás. Llamó y abrió la puerta. Nicolás se removió en la cama y ella se acercó a él.
—Estas son las mañanitas que cantaba el rey David…—Que no me apetece celebrarlo. — gruñó pegando la almohada a su frente. Sídney se sentó en la cama.—Debes apagar la vela y pedir un deseo.Él apartó la almohada y la miró con el ceño fruncido.—¿Un deseo? — ella asintió sonriéndole.—Tú solo pide y confía.—Sídney…—When the waves are flowing the sore and I can’t find my way home anymore that’s when I,