Capítulo 14

Nathan

Jamás fui un santo, siempre disfruté del sexo cuando quería hacerlo y tenía la oportunidad. Desde que llegué a Seattle no estuve con ninguna mujer, mi nivel de sociabilidad no era el mismo de antes y no tenía muchas ganas de hacer amigas. Pero esta noche volví a sentir ese fuerte calor, sentí cómo me relajaba, le permití agitarse a mi respiración y a mi mente despejarse de todo el estrés que quedaba en mi cuerpo por la carrera.

Dani intentaba alcanzar la estantería, queriendo dejar la botella de whisky en su lugar y fallando en el intento. Me levanté y me acerqué a ella, quitándole la botella y dejándola en su lugar. Dani me miró, conectó esos brillantes ojos verdes con los míos, su perfume llegó a mis fosas nasales y mis ojos viajaron repentinamente a sus seductores labios. De repente, sentí t

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