- Noah, puedo explicarlo.
- ¿Él puede? ¿Por dónde empezarás?
- Iba a decir la verdad esta noche... Ya estaba decidido.
- Sí, porque "tú" decidiste que ese sería el momento adecuado... ¿Por qué jugaste conmigo haciéndote pasar por otra persona?
- No pretendí...
- Te pregunté tu nombre... ¿Por qué no me dijiste que eras tú?
- Yo solo deseo...
- Qué...
- Tú la conocías...
Me miro confundido. Me di cuenta de que Noah no se había fijado en Mel. Estaba tan atónito por el estado de los mensajes que no recordaba al bebé.
- Dios mío... Ella es... Mi hija.
Yo no hablé nada.
- ¡Responde, maldita sea! ¿Ella es mia?
"Sí..." dije sintiendo las lágrimas brotar de mis ojos.
Golpeó la mesa con tanta fuerz