—¡Natanael, para! Te vas a hacer daño—, le supliqué, hundiéndome frente a él y agarrándolo por las muñecas.
Me miró y pude ver el odio hacia Dylan en sus ojos.
—Quiero matarlo, Alanna. Quiero atarlo y torturarlo hasta la muerte. Le conozco desde hace dos años y he tenido muchas oportunidades de hacerle daño. Intentó matar a mi familia y dejé que se saliera con la suya—, gruñó y pude ver que se estaba machacando mentalmente.
—Natanael, ¡tú no lo sabías! Deja de castigarte por eso—, le dije acariciándole la cara y haciendo que mantuviera el contacto visual conmigo.
—Te hizo daño y yo no hice nada al respecto. Nunca me lo perdonaré—, dijo, y pude ver lo mucho que le dolía.
—No hagas esto