Narra Kim
Mi cabeza duele, pero el desespero por saber que ha pasado conmigo, me da la fuerza para ignorar mi propio malestar y concentrarme en volver a la consciencia. Las voces, se escuchan lejos al igual que el sonido de una máquina tomando signos vitales.
Todo está tan lejos que me esfuerzo en llegar a la fuente del ruido, hasta que finalmente la oscuridad que me rodea, me muestra una pequeña ventana iluminada.
Sin saber que podría ser, avanzó ansiosa por salir de la oscuridad y es allí cuando mis ojos se abren, mostrándome a Gabriela y Alessandro Delacroix, en un regaño bastante fuerte.
— ¿¡Así terminaba tu preocupación por tu hijo!? ¿¡Esto era lo único que estabas dispuesto a hacer, Alessandro!? — grita su madre con evidente enojo.
— Madre…
— Estabas con unas prostitutas, mientras ella tenía riesgo de aborto. Dime, Alessandro, ¿ese es el padre que serás para mi nieto?
— ¡¿A-aborto?! — pregunta Alessandro mientras mi corazón se acelera al escuchar la palabra — Madre, ¿el bebé…?
—