Paola observó a Dereck acercarse a la puerta, pero antes de que saliera, lo detuvo:
—Dereck...
Él se giró con el ceño fruncido, su mirada severa y penetrante era difícil de sostener. Paola desvió los ojos y negó con la cabeza.
—Lo siento... puedes irte.
Dereck sabía que ella quería decir algo más, p