—¡Hola! —lo saludó.
—Hola, Paola. Espero que el trabajo no haya sido demasiado estresante hoy —dijo Rayan con una sonrisa.
—Para nada, gracias. ¿Por qué estás aquí? —Su voz sonaba apagada.
—¡Vaya! Me dirigía a uno de los cuartos del senador para entregar una tarea, pero no pude evitar venir a verte.