—¿Soy feo?—, preguntó Dereck mientras ambos entraban a la casa.
—Para nada. De hecho, me gustas—, respondió Paola con una sonrisa sincera.
Dereck se detuvo de repente, colocando una mano en su pecho mientras la miraba con una sonrisa encantadora.
—¿Por qué me das esa mirada asesina?—, bromeó Paola.