Michael salió rápidamente de su habitación y, al ver a los guardias en la entrada, preguntó con urgencia:
—¿Permitieron que la señorita Paola saliera?
—No, señor. ¿No puede encontrarla dentro? —preguntó uno de los guardias, confundido.
—¡No! Busquen por toda la mansión y tráiganmela —ordenó Michael