POV: Raven

El amanecer rompía tímido sobre el horizonte, oculto por un velo de nubes grises. La cabaña ya era un recuerdo lejano mientras Raven y Darius se adentraban en el sendero oculto hacia las Tierras Silvestres.

A su alrededor, el bosque era denso, húmedo y ancestral. Las ramas se curvaban como los dedos artríticos de un gigante dormido. No se oía el canto de los pájaros. Ni el zumbido de insectos. Solo el crujido seco de sus pasos sobre las hojas muertas.

El silencio estaba vivo.

Y no les gustaba.

—Aquí todo está vivo —susurró Raven, frotándose los brazos sin darse cuenta—. El bosque nos vigila.

Darius, en su forma humana pero con los sentidos en alerta, asintió con la mandíbula tensa.

—Este bosque fue sellado hace siglos. Las Brujas del Bosque juraron que ningún Alfa volvería a entrar…

Una risa.

Leve.

Delgada como el viento entre huesos.

Ambos se detuvieron. La niebla se arremolinó delante de ellos. Y una figura emergió, caminando con gracia antinatural. Estaba cubierta por un