Embarazada Del CEO Divorciado
Embarazada Del CEO Divorciado
Por: DaysyEscritora
Prólogo

Sus manos temblaban y le latía el corazón con fuerza. Cada segundo la acercaba al final de una espera que  entorpecía su respiración.

Su matrimonio estaba acabado en tres, dos, uno...

Positivo.

La tercera prueba arrojando el mismo resultado, marcando el error.

En unos días se sometería a la inseminación, ¿cómo se supone que lo haría si ya estaba a la espera de un bebé?

Se quedó al filo de la cama, con la mirada perdida.

Marlene, la mucama, se dio cuenta de lo mal que estaba Lorena.

—¿Puedo saber si le pasa algo? —cuestionó ganando su atención —. La noto triste.

Porque tendría un hijo de ella y Max, su amante.

Aunque solo fue cosa de una noche, pero suficiente por desgracia, para embarazarse.

¡¿Cómo podría sonreír ante esa terrible noticia?!

Nada de eso estuviera pasando si el idiota de Max hubiera usado protección.

—Solo necesito estar a solas.

—¿Es un test de embarazo? —indagó la mujer, clavando la vista en el objeto que sostenía, Lorena lo ocultó antes de que viera el resultado —. No esté triste, si no ha sido hoy, será otro día.

—Estás despedida —dictaminó cansada de su intromisión.

No sería la primera vez de todos modos.

—Señora yo...

—¡Que te largues, he dicho!

La mujer le rogó que la perdonara, que no tenía a dónde ir, sin embargo ella no dio su brazo a torcer. No tuvo compasión.

Al otro día intentaba eludir los síntomas del embarazo.

Vomitó en un par de ocasiones y tuvo que quedarse en cama, asegurándole a su esposo andar con un virus raro. Silvain no fue a trabajar, solo para quedarse con ella y cuidarla.

—¿Y dices que no debo llamar al doctor o llevarte para una revisión? —recriminó preocupado.

—Se me pasará, no es la primera vez. Solo debo quedarme en cama.

—Cariño, ¿no estarás embarazada?

Se quedó congelada.

—No, ya quisiera —gesticuló disimulando.

Silvain la mimó y atendió mucho ese día, mientras se acrecentaba la culpa en ella por lo ocurrido.

Lo que más la ponía nerviosa era el día de la inseminación ya a nada de llegar. Tal vez debía fingir que se sometió al proceso, sin hacerlo de verdad.

Era esa su única salida.

Al rato se sentía mejor.

—Gracias a tus cuidados, he mejorado —susurró enredando los brazos torno a su cuello.

—Porque te amo, siempre seré el mejor aliciente para ti —le dijo antes de estampar sus labios sobre los suyos, Lorena lo recibía con culpabilidad.

...

El día del procedimiento, la mujer del CEO llevó a cabo el plan. Mientras ella conducía a casa, después de "acudir" al hospital, una joven abrumada despertaba en una habitación desconocida.

Rachel, desorientada se encontró mirando a todas direcciones. La terrible miopía que le afectaba impidió que se ubicara al instante, solo cuando alcanzó las gafas en una mesita a la par de la cama, donde estaba postrada, lo supo.

Lo último que recordó, después de sufrir una descompensación, es ser auxiliada por James, y la realidad se desintegró.

Inspiró, antes de levantarse de la cama. ¿Por qué tenía una vía intravenosa? ¡Ah sí! Fue atendida por su problema de diabetes.

Sin embargo, Rachel no idea tenía de que luego de ser llevada a una habitación por error y ser inseminada, acabaría embarazada.

—¡Rachel, me has preocupado un montón! —la abrazó el chico alegre de verla mejor —. ¿Estás bien?

—Eso creo, gracias por salvarme —susurró confusa —. ¿En qué estábamos?

James se aclaró la garganta, no era el sitio ni el momento para pedirle que fuera su novia. Su confesión a medias, horas atrás, de nuevo quedaba pospuesta.

Rachel asintió marchándose del lugar.

...

El tiempo pasó de volada, ese sábado le daría la noticia. Lorena le informó sobre su embarazo al CEO, dándole felicidad, era lo que él había querido, ser papá.

Preparó una pequeña caja blanca en la que puso uno de esos test, durante el proceso Max vino a su mente, la locura que hicieron. Un error imperdonable, pero que podía enmendarse.

Silvain aprobaba una idea, revisando informenes y demás archivos en su portátil.

Ella lo sorprendió dejando sobre sus piernas, la cajita.

Él la miró curioso.

—Solo abrela —lo animó.

La expresión le cambió por completo.

No daba crédito.

—¡Al fin lo hemos conseguido! —celebró en su lugar, dándole un abrazo y consiguiendo lágrimas de alegría.

—Sí, cariño, vamos a ser papás —añadió volviendo más grande la mentira.

El engaño había comenzado, así como la pesadilla de la joven inseminada por error.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo