Ángel fingía bien, muy bien. Era la mejor en lo que hacía y yo, lo sabía.
Era noche de películas en familia, mamá había preparado la cena mientras yo arreglaba el sofá para luego indagar entre el catálogo de N*****x lo más reciente.
Suspiré hondo y me recoste un poco sobre el sofá costoso de mamá, cuando el timbre sonó.
Ángel estaba cubierta de sangre de pies a cabeza en cuanto abrí.
— ¿Puedo pasar? —preguntó con la voz baja y gimoteando.
Tenía el rostro cubierto con sangre y lágrimas, me daba cierta pena verla de esa manera.
—Dame un segundo —giré y busqué con la mirada a mi progenitora, la escuché en la cocina y con un asentimiento de cabeza y varios movimientos le di a entender que debía correr a mi habitación. Lo cual hizo de inmediato, por mi parte caminé hasta la cocina y fingí una enorme sonrisa.
— Mami —volteó— Ángel llegó ¿no te molesta que pasé la noche aquí o sí?
Soltó una risita por lo bajo y negó. —Sabes muy bien que no cariño, prepararé otro bol de palomitas para nuestra