—¿Walter, Mariana?
De repente, se escuchó la voz de Jimena detrás de ellos.
Mariana y Walter se dieron vuelta para verla. Jimena vestía una bata blanca de doctora y sostenía una taza de café en la mano.
La expresión de Jimena se congeló por unos segundos e inevitablemente se mordió el labio. No era de extrañar que no respondiera cuando la llamó temprano, estaba acompañando a Mariana al hospital.
¿Qué se supone que era esto, añoraba a su ex novia?
—¿Los estoy interrumpiendo?— Jimena preguntó con amargura.
Walter de inmediato le explicó a Jimena:
—No, Mariana se lastimó con la torre de copas en la fiesta hace unos días. La acompañé a cambiar sus vendajes.
Mariana miró fijamente a Walter, maldiciendo internamente a este grandísimo patán que jugaba a dos bandas.
Jimena sonrió, claramente disgustada pero aun así dijo sonriendo:
—Ese día, gracias a Mari por ayudarme, de lo contrario...
—Te está mintiendo—Mariana la interrumpió decididamente.
Walter inmediatamente miró a Mariana, entrecerra