Mariana se sorprendió por unos segundos, su mirada recorriendo rápidamente a los dos.
¿Leo y Jimena? ¿Cómo es que ellos dos están juntos?
Jimena había desaparecido repentinamente del hospital psiquiátrico, ¿acaso fue obra de Leo? ¿Él la salvó?
La confusión en los ojos de Mariana fue tan evidente que escuchó la respuesta de Leo: —No esperaba que yo y Jimena apareciéramos juntos, ¿verdad?
Mariana recuperó la concentración y fijó su mirada en el rostro de Leo. Este señorito Castillo no se veía nada mal; incluso lucía más atractivo que la última vez que lo vio.
Leo sonrió con desdén. —Soy yo quien la saqué del hospital. ¿Te sorprende?
Mariana no entendía cómo se conocían.
Jimena retrocedió dos pasos, apoyándose en un pilar, mientras jugueteaba suavemente con sus dedos.
Aunque su apariencia era distante, sus gestos y expresiones revelaban que no estaba bien. La forma en que fruncía el ceño de repente, sus dedos temblorosos y su mano cerrada con fuerza mostraban que había algo extraño en ell