—¡Tonterías! ¿Tener miedo? Estos trucos no me asustan en absoluto! —Clara estaba a punto de continuar, pero de repente su teléfono sonó, y ella gritó asustada.
El grito resonó, y Mariana se llevó una mano a la oreja, sacando su propio teléfono con calma.
Era una llamada de Yahir.
Miró a Clara con una sonrisa burlona. Afirmaba no tener miedo, pero su grito había sido bastante fuerte.
Sin embargo, si gritaba así, probablemente no había nada de qué preocuparse.
Mariana contestó: —Dime.
—Lo hemos seguido. Se detuvo en el camino y un hombre subió a su coche. Ahora estoy yendo de Base M, debería encontrarme con su coche pronto.
Mariana respondió: —Investiga quién lo envió. Si es alguien de Jimena, ábrele la boca y que revele dónde está Jimena.
Así, podría ir a buscar problemas con la familia López sin miedo.
Le había dado muchas oportunidades a Jimena, y ahora era hora de cobrar cuentas.
—Entendido, jefa —la llamada se cortó.
Mariana miró a Clara.
Clara frunció el ceño, observando a Mariana