Vicente miró a Mariana con confusión. ¿De qué estaba pidiendo disculpas?
Solo había mencionado unas flores, y su reacción le pareció exagerada, tanto que ya no se atrevía a decir nada más.
Mariana, sintiéndose incómoda, explicó: —Vicente, pensé que las flores eran de Walter, así que... solo eché un vistazo y...
Se frotó las palmas y luego se tocó la nariz. Esa incomodidad parecía a punto de devorarla, dejándola sintiéndose impotente.
Vicente esperó la continuación de Mariana. —¿Así que pensaste que eran de Walter?
Mariana apretó los labios y lo miró con seriedad. —Las tiré.
Vicente se quedó sin palabras. Había imaginado peores escenarios, como que Mariana hubiera ido a agradecerle a Walter.
Pero nunca pensó que las flores terminarían en la basura.
Eso sí era sorprendente.
—¿Las tiraste solo porque eran de Walter? —preguntó Vicente con cautela, temiendo haber ofendido a Mariana de alguna manera, lo que la llevó a deshacerse de sus propias flores.
Mariana asintió, con seriedad. Así era,