Capitulo 34. El precio a pagar
Jhon
Nunca creí que fuera a verla, el día que mi padre la expulsó de la Manada pensé que jamás la volvería a ver. Pero de nuevo me equivocaba ya que ahora mismo me hayo en su búsqueda.
Gracias a la Diosa Damian no ha soltado ninguno de sus comentarios cosa que agradezco. Está muy concentrado en buscar su rastro, ahora se que ella nunca se fue, cambio su forma y siguió viviendo entre nosotros aunque lo hiciera por temporadas.
Cómo pensar que la amable viejecita que vivía a las afueras del pueblo podría ser ella, que ciegos y que ilusos fuimos.
Lo que no entiendo es porque ahora y no antes, supongo que es algo que descubriré muy pronto.
—Aquí termina su rastro— dice Damian quedándose quieto.
— Pero aquí no hay nada, solo hay árboles—
— Recuerdas lo que nos decía Nana cuando éramos pequeños?—
Me pongo a pensar en sus palabras, que era lo que nos decía Nana, un recuerdo llega mi mente.
** Nuestros ojos no lo pueden ver todo siempre, pero nuestros sentidos de lobo nos pueden ayudar**
Cierr