Mateo iba caminando por el pasillo bastante enfadado, tenía tanta impotencia que no sabía controlarse, quería matar a Josef. ¿Cómo era posible que hiciera llorar a Keidys? Alguien tenía que decirle sus verdades en su cara. Recordó que se iba a ir de viaje ¿acaso era hoy? Si estaba empacando era porque sería hoy.
—Hola Mateo —saludó Claudia al joven, vio que él estaba muy extrañado— ¿qué sucede?
Mateo dio media vuelta y caminaba muy rápido:
—¡Mateo ¿qué sucede?! —la chica lo empezó a seguir.
El joven salió a la entrada del colegio, Keidys y Alejandra ya no estaban allí. Mateo cruzó la carretera, después empezó a correr:
—¡Mateo! —gritó Claudia.
—¿Mateo? —preguntó Keidys acercándose a Claudia.