—¿Quién te dijo que la llamaras mamá Scar? —preguntó Sebastián, observando a Scarlett con cuidado para evitar que ella los viera, sin perderla de vista.
No sabía que Scarlett estaba allí, ni esperaba que Alice saltara del carrusel cuando lo vio. Había notado que Lilith había traído a Alice a jugar, así que se acercó.
—ELLA ES mamá Scar... —respondió Alice en tono ofendido, confundida.
—¿Ella sabe que soy tu papá? —preguntó Sebastián, conociendo la respuesta; Scarlett no lo sabía, o ya habría unido las piezas.
Necesitaba decírselo, pero no podía, no por culpa de Silco.
Por más que intentó investigar a ese hombre, no pudo encontrar nada demasiado extraño, el tipo parecía limpio. Adam Smith fue el nombre que Sebastián encontró. Un nombre tan ordinario que resultaba casi aburrido, incluso descubrió por qué odiaba a los Fuller: la preciada pequeña empresa de Jack Fuller, la que mantuvo cuidadosamente durante tantos años, fue comprada por un tal "Smith" por el precio de un dólar.
Ese era el