Cap 92. No es momento de esconderse
Los últimos rayos del sol ya se esconden en las montañas. En la gran explanada frente al palacio, los estandartes ondean con orgullo al viento mientras los sirvientes se apresuran a dar los últimos toques a la bienvenida real. Las trompetas ya han sonado, anunciando que la comitiva de Briemont está por llegar, y Eleonora, de pie junto a Alejandro, observa con mirada serena y atenta el camino por donde pronto aparecerán los carruajes. A su lado está Amaris, aunque sólo por unos momentos, porque en cuanto escucha los cascos de los caballos y el rodar de las ruedas acercándose, se esconde discretamente tras el cuerpo de su padre.
Alejandro lo nota, sonríe con cierta ternura y mueve un poco el brazo, como dándole espacio, sin delatarla. Eleonora, sin embargo, busca con la mirada a su hija y frunce suavemente el ceño al no verla junto a ellos.
—¿Dónde está Amaris? —pregunta sin volverse.
—Aquí —responde Alejandro, sin necesidad de girarse. Ella ya sabe.
—No es momento de esconderse —dice E