Cap 106. Desobedece
La reina Syllia se prepara con sumo cuidado esa mañana. Una decisión difícil le quema el pecho desde hace días. Su esposo, el rey Henric, ha sido claro: no quiere disculpas, ni bajadas de cabeza, ni signos de debilidad. Pero Syllia, aunque es una reina, también es madre, suegra y, sobre todo, una mujer con sentido de la dignidad. Y a veces, pedir perdón no es una humillación, sino un acto de valor.
Así que desobedece.
Su doncella personal le ayuda a abrochar el vestido. Escoge joyas discretas, nada ostentoso: quiere transmitir humildad, no imponencia.
Afuera la esperan la princesa Celeste, Azucena, de rostro sereno y vientre en crecimiento y Leonel, siempre cortés, firme y atento.
—¿El príncipe Edward no vendrá? —pregunta Leonel con prudencia.
Syllia niega suavemente con la cabeza.
—Él quería. Pero le pedí que no lo hiciera. Esta visita no debe teñirse de tensión. Primero, debo hablar como madre y como reina. Si todo sale bien, más adelante él podrá presentar personalmente disculpas.