Un rato más tarde me levante de sus piernas para ir por nuestra hija ya que se había despertado y al parecer no tenia el mejor de los ánimos. Una vez que la calme volví a sentarme en las piernas de Damien para que intentara jugar con ella pero la bebe seguía sin querer tenerlo cerca.
-Me odia, hice tan mal las cosas que mi propia hija me odia-
-No te odia, solo la fastidias con tu presencia, en eso puedo entenderla porque a mi también me pasa-
-Que mala esposa eres muñeca-
-¿Tratabas de que te de animo?-
-Un poco, ten un poco de piedad conmigo-
-Mmm...no, no me queda mucha la verdad-
-¿Ni un poquito?- pregunto cual niño chiquito haciendo puchero- después de lo que acabas de hacerme, ¿No me tienes ni un poquito de compasión?-
-¿Tú me tuviste compasión cuando me embarazaste?-
-Por supuesto que la tuve, podría haberte dado mucho más fuerte-
-¡Damien!, no hablaba de eso, cochino-
-Yo creí que si-
Para cuando volvimos a casa insistió con que veíamos los pendrive más tarde ya que ahora nec