La inglesa pasó la yema de los dedos sobre el borde de la pantalla. Luego desvió su atención de nuevo al punto central.

—Entonces queda Artyl—, siguió con el tema—. Su círculo fue menos depurado. Y, a diferencia de Dolmen, tenía contratistas rotativos— le mostró el documento encontrado—. Personal que no entró por los canales habituales. Algunos aún no tienen trazabilidad completa.

Mateo se detuvo un segundo, leyendo lo que encontró y acercando la cabeza hacia ella.

—¿Tienes la lista?— ella se pegó más a él, por instinto.

—La estoy armando, es cuestión de minutos para tenerla— elevó el teléfono. —En cuanto la tenga, debo buscar a alguien que me ayude a identificarlos de una manera más cautelosa. Debemos evitar ponerlos en sobreaviso.

—Izan y Asher conocen a los Artyl mejor que el resto. Suelen tener encuentros de rivalidad con sus hijos— mencionó Mateo observando los guantes con relieve que está vez usaba. Hilos de plata que contrastaban con la argolla de matrimonio que usaba