El valle temblaba bajo la presencia del Guardián del Olvido. Sus ojos, como pozos de tiempo, parecían absorber no solo la luz del día, sino también la determinación de los portadores. La bruma que lo rodeaba distorsionaba la percepción del espacio y el tiempo; los árboles se movían como si flotaran y cada paso parecía durar un instante eterno.
Ciel respiró hondo, sintiendo la energía de todos los portadores a su alrededor. La marca del eclipse brillaba más fuerte que nunca, fusionando memoria ancestral, visión de futuros alternativos y el poder colectivo de todos los presentes.
—Recuerden —dijo Ciel, con voz firme y resonante—. No solo usamos fuerza. Usamos memoria, estrategia y visión del futuro. Cada movimiento que hagan, cada decisión que tomen, debe estar sincronizada conmigo y con los demás.
Ian y Jordan se colocaron a los flancos, listos para defender y atacar. Los portadores jóvenes, aunque agotados por los entrenamientos y la primera prueba, sostenían sus marcas con concentrac