Cuando Horacio dio a Hugo el acuerdo de divorcio, este notó que había un cheque en el sobre. Horacio dijo que la cantidad de dinero era suficiente para que viera por el resto de su vida. Sin embargo, para poder tomar ese cheque, tendría que firmar primero el acuerdo de divorcio.
Hugo no sabía qué hacer, tenía que elegir entre Paola o el cheque. Sentía que su cabeza estaba a punto de estallar.
Después de un momento, una idea cruzó su mente, y se incorporó de inmediato para ir a buscar a Eduardo.
—Eduardo, ¿dónde guardaste el acuerdo de divorcio?
— Señor Suárez, ¿accedió a divorciarse? — preguntó Eduardo mientras miraba al hombre con desconfianza.
—No, no… — Hugo agitó la mano—. Solo quiero probar si Paola mejoraría si me divorcio de ella. Si es así, estoy dispuesto a hacerlo. Tráeme el sobre, se lo llevaré a Paola.
Eduardo lo miró asombrado y sintió que en verdad era bueno con Paola.
— Me alegro saber que usted es un esposo tan devoto, señor Suárez.
Le traeré el acuerdo de di