Con lo dicho, el líder instaló dos secuaces que siguieran a Belén.
—¿Qué están haciendo? ¡Acaben rápido! O llamarán la atención de la policía, ¡rápido!
Los dos hombres se apresuraron como ordenó.
—¡Esperen! — gritó Belén de manera inesperada.
—¿Ahora estás asustada? Es demasiado tarde — dijo el líder mientras sonreía con satisfacción.
—Qué vengan todos a la vez, estoy apurada. En la residencia me esperan para cerrar la puerta — expresó Belén luego de apretar sus labios.
El líder la miró consternado, ya que no podía creer lo que oyó.
«¿Acaso he oído mal?». No obstante, sabía que Belén no estaba bromeando por la expresión seria de su rostro.
—¡Belén, corre! Alguien los contrató para golpearnos, ¡no puede sola contra ellos! — gritó Jaime preocupado.
— Deja de hablar. — Belén ignoró a Jaime y desvió su atención al líder—. ¿Eres sordo? Ordénales a tus hombres que vengan todos juntos por mí.
El líder sintió que su orgullo estaba siendo desafiado por una mujer, por lo qu