VALENTINA.

— Mamá, pareces una princesa.

— No, tú eres una princesa, una muy hermosa princesa.

Miro a mi papá, y no veo tristeza en sus ojos, eso está bien, después de todo no es una mala persona, en su Juventud fue un poco tonto y por eso nos perdió, pero ahora, se comporta como un buen hombre, debemos apresurarnos con Donato y conseguirle una buena mujer, ¡ay! Qué difícil es ser la hija de estas personas.

— ¿En qué piensas Tina? Te vez agobiada.

— Papá, yo siempre estoy agobiada, ser su hija es un trabajo muy difícil.

— ¿Y por qué?

— Tener que estar arreglando los desastres que provocan, tú, mamá y Papy.

— Yo sé que hice un gran desastre, ¿pero que hizo Emma y Noha?

— Ellos se rehusaban a decirse lo mucho que se amaban, no sé por qué son así los adultos, cuando sea grande no temeré decir lo que siento.

— Eso está bien hija, el amor solo se nos presenta una vez y si no lo apreciamos, solo nos queda verlo desde lejos.

— Pero no olvides papá, a veces creemos amar cuando s