Capítulo 41

Una luz... tan resplandeciente, tan profunda, tan familiar... tan necesitada. Una luz había caído a sus ojos casi cegandola. En su llanto profundo, silencioso y tan triste. Fruncio el seño, sus ojos ardían tanto que intentó taparse con su brazo y por inercia también oculta a la niña ya muerta entre su regazo para así no le afectase aquella luz. De repente aquella niña comenzó a llorar. Lloro y desesperadamente tomó el aire suficiente para poder respirar. La mujer alerta la tomó y la vio allí, con sus ojitos color café claro claros, como el chocolate.. tan profundos, tan bonitos y sus cabellos rubios castaños que parecían hilos de oro volando por el ligero viento que se asomaba. La mujer lloro tan feliz, sonrió profundamente ¡La niña estaba viva! Comenzó a recuperar el color rojizo que había perdido ya y la luz que asomaba iba desapareciendo poco a poco para así dejar de deslumbrarlos... 

- ¡Astrid!- Grito euforicamente la sirvienta fiel a su señora difunta. La salvación d

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