Capítulo 8
La gente alrededor comprendió de inmediato la situación; algunos incluso lo reconocieron como el tipo que había armado un escándalo en nuestra rueda de prensa tiempo atrás.

—¡Ahí está el infeliz ese! ¡El que dejó plantada a la hija de los Quiroga por su exnovia! ¡Y hasta quería divorciarse para volver con ella!

—¡Se debería ver en un espejo primero, a ver si se ubica!

—¡Se quiere llevar todo el muy vividor!

Los curiosos no esperaban un giro tan rápido y comprendieron que los habían utilizado.

Maldiciendo por lo bajo, se dispersaron.

Solté un suspiro de alivio y escondí la cara en el cuello de Carlos.

—Ay, mi amor, menos mal que estabas aquí.

Carlos me abrazó con fuerza. Soltó un gruñido, intentando sonar indiferente.

—Me costó bastante que aceptaras ser mi esposa. Con tipos como ese rondando, claro que tengo que estar alerta.

Suspiré, conmovida.

—¿Qué más podría pedir una mujer con un esposo así?

Al ver la escena, Ricardo sintió que le hervía la sangre y le dio un empujón brusco a Sofí
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