FAITH
Nunca solucioné las cosas con mis padres y, a veces, cuando lo pensaba, me daba pena. Era inimaginable para mi el no estar en la vida de mis hijos. No verlos felices y creciendo, asistiendo a sus teatros del colegio y a los partidos de fútbol, viéndolos pelearse por la película de los domingos...
Un balón atravesó la ventana de la cocina, rebotó por todas partes y de milagro no tiró al suelo el frutero. Noah se asomó con su sonrisa inocentona pareciendo un angelito.
—Perdón, mamá. ¿Nos lo pasas? Ha sido Owen.
Cogí el balón y se lo tendí. A veces a me sacaban de quicio.d
—Mira que el jardín es grande para que os vayáis a la otra punta.
—Ya ya —se inclinó tanto que medio cuerpo le atravesó la ventana y me dio un beso en la mejilla—. Perdón, mamá.
Lidiar con ellos de niños había sido agotador a ratos. Lidiar con ellos siendo adolescentes era más llevadero, a ratos.
Nathaniel atravesó el marco de la cocina arrastrando los pies con sus calcetines de lana a juego con los míos. Un regal