Maquillajes, vestidos, accesorios y sobre todo tacones se acumulaban en la habitación de una de las trillizas mientras todas se arreglaban juntas. Lirio recibía mayor atención y se limitaba a decir que sí en cada momento, ya que ellas habían elegido la ropa y todo lo que usarían esa noche.
—Es muy corto —masculló la loba al ver el vestido de lentejuelas que le habían dado. Las trillizas la miraron con el ceño fruncido y los labios apretados, ya que todas llevaban uno del mismo largo.
—No exageres como nuestro padre —pidió Kusi, poniendo los ojos en blanco.
—Olvídate de eso, cielo, eres hermosa y sexy. No debemos preocuparnos por nada esta noche, además, el club al que vamos pertenece a la familia —avisó Kazuma mientras se aplicaba más brillo labial.
Todas estaban listas, así que tomaron sus bolsas y sujetaron a