Tan pronto como termino la reunión, Marcus y Layla se pusieron de pie al mismo tiempo y salieron de la sala de reuniones uno al lado del otro, sin mirar a nadie en su camino ni intercambiar palabra alguna durante el recorrido.
Ambos la viva imagen de una fortaleza impenetrable, ambos adversarios temibles a los cuales enfrentar, y no fue hasta que hubieron llegado a la oficina privada de Marcus y cerraron la puerta que la verdadera expresión de Marcus salió a la luz.-¿Pero qué demonios paso ahí?-cuestiono él.-Estuve hablando por la mañana con Pamela y me hablo de la reunión que tendrías hoy. No había forma de justificar todos los cambios que habías hecho en los planes originales, no sin despertar dudas y cuestionamientos que no había manera de justificar sin exponerme a mí. Yo sabía que tú jamás lo harías, que jamás me pondr&iacut