4. Una boda sencilla

Punto de vista de Aria

Nadie esperaba esto, realmente no creo que yo ni nadie de mi familia haya entendido a que se referían con la palabra “sencillo”.

Mis padres y yo fuimos separados, pues me comenzaron a arreglar desde muy temprano. Todo de mí, mi pelo, mis uñas, maquillaje. Todo se llevo muchas horas, cuando me miré al espejo, realmente no me reconocí, jamás pensé que yo podría verme así.

— Eres muy bella —comento Anne, una linda joven que es la encargada de dejarme como el señor Douglas le ha pedido.

— Gracias. ¿Conoces a Douglas? —la curiosidad por saber cómo es, es algo que me está matando.

— Me contrató alguien al servicio del señor Fraser, aún no tengo el gusto de conocerlo. ¿Por qué?

— Quería saber si le gustaría como estoy quedando —miento, me da vergüenza decir en voz alta que no lo conozco.

— Creo que si, por lo que sé, todo lo ha elegido personalmente el señor Fraser.  

Asentí.

— Mira, aquí viene el vestido

Al girarme para verlo, mi sorpresa es grande. Es el vestido mas hermoso que he visto en mi vida, de un blanco tan puro, la tela se mira demasiado frágil y costosa, las piedras que le adornar, la gran cola que tiene.

— Este vestido no tiene nada de sencillo —digo en voz alta.

— ¡Claro que no, jamás! ¡Te casarás con un millonario, Aria! ¡Lo sencillo no es divertido para ellos!

Ese vestido es demasiado irreal.

(…)

Cuando veo a mi padre, no lo puedo reconocer. El está parado junto a la entrada del gran salón, vestido tan elegante, que nunca imaginé lo guapo que vería de esa forma, comienzo a creer que a mi madre también la arreglaron tan bien, debe estar feliz.

— Hola

Mi padre levanta la vista, de inmediato puedo ver como su mirada se suaviza y hasta quiere llorar— Dios, Aria. Te ves demasiado hermosa, pareces de la realeza.

— Tú también luces como un príncipe, papá.

Me da su mano, para poder tomarla y entrar juntos cuando se nos indique.

— Demasiado sencillo. ¿No? —le digo a mi padre bromeando.

— Debe estar loco ese hombre —se ríe— Pero no sabe la lotería que se ha sacado, eres una mujer inteligente y hermosa, nunca olvides eso, nunca te humilles por nadie, Aria. Por mucho dinero o poco que tenga, vales y siempre valdrás demasiado. Te amo, hija.

Siento que voy a llorar también.

Un violín comienza a oírse, seguido de mas instrumentos. Pareciera que lo están tocando en vivo.

— Pueden comenzar a caminar —dice Anne que ha salido de quien sabe dónde— Lentos y seguros, mucha suerte.

Ella se vuelve a ir. Comenzamos a caminar por un camino de pasto con piedras, este salón parece tan irreal, es como si fuera un bosque demasiado caro. Hay cosas colgadas por todos lados, el color blanco, parece tener piedras en ellas, hermosas piedras brillantes.

Los tacones que estoy usando, son demasiado altos. Tengo demasiado miedo a caerme, mis nervios aumentan cuando damos una pequeña vuelta y puedo por fin ver a toda la gente que está allí, observándonos con la mirada fija. Es demasiada.

— Tú puedes —susurra mi papá

No me había dado cuenta de que me había quedado estática, sonrío de nuevo y comienzo a caminar. Diviso a mi madre sentada hasta el frente, luce como una muñeca, demasiado hermosa.

En entonces cuando levanto la vista para conocer a Douglas Fraser.

Respiro hondo, nunca he visto un hombre como él. Tiene un aura demandante, sus facciones son definidas, su cuerpo se ve atlético y musculoso, sus ojos negros u oscuros le da un aura de misterio, es demasiado atractivo, jamás pensé que un hombre como él buscaría una esposa falsa, literal podría tener a quien quisiera.

El no me deja de ver, no puedo evitar bajar la mirada, me está intimidando, me siento nerviosa y pequeña. Conforme nos acercamos, puedo ver lo alto que es. Cuando por fin estamos cerca, el me da su mano para ayudarme a subir dos escalones rojos que hay, la tomo sin dudar, como si algo en mi confiara totalmente en ese hombre.

Cuando nuestras manos chocan, siento una especie de corriente que recorre desde mi pie hasta la cabeza. Levanto la vista, puedo ver que el también lo ha sentido, pues mantuvo su vista en el toque de nuestras manos.

— Hoy estamos aquí reunidos, para unir las vidas de Douglas Edward Fraser y Aria Jane Green

Dejé de escuchar lo que el juez comenzó a decir, mi atención total está en el hombre que está sosteniendo mis dos manos, no puedo dejar de mirarlo, siento una atracción que jamás había sentido con nadie más.

Punto de vista de Douglas

Definitivamente la mujer frente a mí no es de este mundo. Se ve demasiado sexy, linda y débil en ese vestido blanco, escondiendo la verdadera fiera que de seguro es. Quedé demasiado sorprendido cuando la vi entrar, realmente se ve como una mujer demasiado buena.

Sus manos son tan pequeñas, que podría sujetar ambas con una sola malo, un par de imágenes eróticas aparecen en mi mente, lo cual borro de inmediato. ¿Qué me pasa? Solo estoy tocando sus manos y eso ya me dio para imaginar.

Definitivamente es peligrosa.

— Douglas Edward Fraser ¿Acepta a Aria Jane Green como su esposa, para vivir en matrimonio, para amarla, consolarla y cuidarla, en la salud y en la enfermedad, guardándole fidelidad durante el tiempo que duren sus vidas?

— Acepto —no lo pienso.

— Aria Jane Green ¿ Acepta a Douglas Edward Fraser como su esposo, para vivir en matrimonio, para amarlo, consolarlo y cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, guardándole fidelidad durante el tiempo que duren sus vidas?

— Acepto

Escuchar su voz envía a todo mi cuerpo una especie de descarga eléctrica.

— Puede besar a la novia —nos dice el juez después de firmar el acta matrimonial.

La acerqué a mi tomándola de la cintura, tan pequeña como ella. Sus labios gruesos y fríos me recibieron con energía, no pude evitar tomar el control, ella me está rogando que lo pierda, pero no puedo hacer eso, así que la beso como a mi me gusta.

No pensé que me fascinaría hacerlo. Después de todo si puede ser un arma peligrosa.

¿Qué sucederá después?  La vida de ambos está a punto de dar un giro de trescientos sesenta grados.  

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo