3. Pacto sellado

Punto de vista de Aria

— ¿Aria, estás realmente segura sobre esto? —me pregunta mi padre, que desde que le contamos sobre todo lo que voy a hacer, nos estuvo viendo enojado.

— Si, papá.

— Realmente la idea me desagrada mucho, pero tengo las puertas cerradas en todos los bancos y lo más que puedo conseguir son cincuenta mil, lo cual es nada —mi padre se arrodilla, niego, pero él también se niega a levantarse— Realmente te pido perdón por no poder hacer más, te pido perdón por todo, Aria. No quiero tener que ver esa boda, pero si es lo necesario para que tú sigas viviendo, tener a mi hija por mas años, acepto la decisión que tomes. Pero recuerda, que tienes derecho a decir que no y seguiré buscando, moviendo cielo, mar y tierra para conseguir ese dinero.

— No tienes que hacer más —le respondo a mi padre sentimental, es un hombre honorable. Siempre lo ha sido, supongo que esto le dará en el ego y su instinto paternal.

— ¿Cuándo sería la boda? —pregunta mi padre— ¿Tú le contaste sobre la idea de casarse con un hombre rico? —se dirige a mi madre— ¿Fuiste tú, verdad?

— Tu hermana Estela me contó sobre esto, yo solo le comenté a Aria, ella necesita saber todas las opciones que tiene, si quiere vivir. En este mundo no sobrevive las personas buenas siempre, lo hemos visto.

— Luego hablaremos nosotros. ¿Entonces? —vuelve a verme— ¿Cuándo es la boda?

— En dos días.

— ¿Tan pronto? —mi padre está demasiado sorprendido

Siento nuevamente la sensación de estar oprimida, después como si algo revolviera todo en mi para comenzar a toser. Corro a donde lava los trastes mi mamá y escupo toda la sangre que sale, no puedo detenerme, parece que estoy empeorando demasiado pronto.

— Oh por dios, cielo —mi madre no había visto esto, entiendo que se pueda asustar por ver esa cantidad de sangre— ¿Te sirvo agua? ¿Qué necesitas? ¡Estás viendo esto! —exclama hacía mi padre.

Me tomo unos minutos para tranquilizarme, esto está pasando mas seguido. Apenas llevo dos semanas desde que el doctor MonteCarlo me dio el ultimo diagnóstico, creo que ha equivocado en el tiempo.

Miro las caras de mis padres, realmente están asustados ahora.

— ¿Estás bien, Ari? —me pregunta papá— Siéntate, no quiere que te desmayes ahora, me darás tremendo susto. Te serviré un suero.

— No, papá, estoy bien.

— Lo vas a tomar —me dice como orden— Nadie puede estar bien después de perder esa cantidad de sangre, Aria.

Mi papá se va a la cocina. Dejándome con mi madre, que me mira preocupada.

— En serio no me gusta que siempre tenga esa mirada sobre mi —murmuro mirando al suelo.

— ¿Comentaste al abogado sobre el adelanto? —me pregunta— Deberíamos programas la cirugía lo antes posible, Aria. No quiero que el tiempo se nos venga encima, no quiere ni pensar en perderte.

— Si mamá, nos reúnimos hace dos días y aceptó. Me dio todo los detalles de la boda y el lugar, parece que a él realmente le urge casarse. Pensé que llegaría, para presentarnos y conocernos, pero solo estaba el abogado.

— Tu tía Estela me aseguró que no es un viejo —me dice mi mamá para tranquilizarme— Todo va a salir bien, hija. Te amo.

— Yo también, mamá.

Mi padre vuelve a aparecer con el suero en la mano, se lo acepto y le doy las gracias. Mi padre se sienta a lado de mi madre.

— ¿Te sientes mejor? —me pregunta— ¿Realmente mejor? No me mientas, hija.

— Si, estoy bien.

— ¿Puedes seguir explicándome eso? ¿Te vas a casar en dos días?

— Si, mañana vendrá un chofer por nosotros. Nos darán lo que quieran que usemos, nos dirán que hacer, no tenemos que preocuparnos por nada para el gran día. Me dijo su abogado que todo está bajo control y que sería algo realmente sencillo.

— Menos mal, no habrá invitados entonces, mas que nosotros y unas cuantas personas mas —dice mi padre— ¿En serio quieres hacerlo?

— No quiero casarme con un desconocido, papá. Pero sé que quiero vivir muchos más años, eso es la única respuesta que necesitas. Estoy segura sobre eso.

Punto de vista de Douglas

Al final la muchacha de bajos recurso que pensé que no sería una interesada más, fue todo lo contrario. Me llevé una gran sorpresa cuando mi abogado mencionó que pidió medio millón por adelantado.

Estuve a nada de cancelar, pero ya está casi todo listo. Además de que realmente es bella, pero tristemente es una más del montón, se mueve por el dinero. Jamás encontraré una persona de buen corazón como mi madre.

— ¿Firmó el contrato ya? —es lo primero que le pregunto a mi abogado cuando entra a mi oficina.

Ayer se supone que se reuniría con la mujer esa. Para firmar un contrato, si ella va por mi dinero, ocupe cubrirme y ponerle en claro que no tocará mi dinero nunca, solo su parte por el trabajo.

— Si, señor Fraser. La señorita Green ha firmado y le comenté que la boda será llevada a cabo en dos días, las instrucciones y todo también se lo deje por escrito. Todo está como lo ha pedido.

— Perfecto, en cuanto esté el acta firmada la llevaremos con el abogado ese, no quiero que nada salga mal. ¿De acuerdo?

— Entiendo, señor Fraser. Me retiro.

Al principio me pareció la mejor idea, pero después de saber lo del dinero, no tanto. Pero quizá pueda divertirme todo un año con ella, quizá si valga la pena invertir ese dinero y pasar un rato agradable para mí, al menos, para ella no lo creo.  

Miro la copia del contrato sobre la mesa.

No puedo creer que solo por dinero haya firmado un contrato donde se especifica que por 365 días estará haciendo todo lo que le pida, ordene, absolutamente todo, aún cuando vaya en contra de sus principios. Creo que realmente será divertido romper a una persona interesada.

No puedo esperar a casarme.

— Lastima que seas tan linda, Aria Green —murmuro mirando su fotografía al final del contrato— Es una verdadera lástima.

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