5. Nueva casa

Punto de vista de Aria

Realmente me sentí pequeña y regañada todo el tiempo, su mirada es fuerte, por lo cual me sentí intimidada la mayor parte del tiempo. En cuanto el dijo “nos vamos”, solo me despedí de mis padres y nos fuimos.

Era de esperarse que yo estuviera demasiado sorprendida con Douglas Fraser, un hombre que no me despegó la vista de encima durante todo el tiempo que duró la velada.

El camino a mi nuevo hogar fue silencioso, hay una pequeña sensación de incomodidad, al menos de mi parte. No quiero saber que sigue, firmé un contrato, lo sé… el puede pedirme que me orine encima, debería cumplirlo sin pensarlo.

Respire profundo, haciendo un poco de ruido y ganándome una mirada de su parte. Devolví mi mirada a la carretera, que parecía con cada segundo que pasa, llevarme lo más lejos posible de la ciudad.

— ¿Vives tan lejos? —pregunté, si este hombre vive tan lejos, puede ser un problema para mí, que debo visitar a mi doctor casi todos los días para ver lo que se pueda hacer.

— No me gusta el ruido de la ciudad —me respondió como si estuviera de mal humor.

Claramente está dejando en claro que no quiere hablar conmigo. Así que decido quedarme callada.

Al menos una hora mas de camino, parece que hemos llegado. Unos barrotes negros y con decoraciones casi inexistentes, se presentaron frente a nosotros. Un hombre vestido de negro, con suma elegancia, abrió los portones para darnos paso. Un camino rocoso, como si habláramos de un pueblo, nos esperó.

La gran mansión Fraser es un lugar grande, ostentoso, elegante y frio.

Bajamos de la camioneta, con ayuda de un señor vestido igual que el que nos abrió hace unos momentos. Me quede observando tan lugar, jamás pensé que su casa fuera del tamaño de un centro comercial, sin contar el gran patio lleno de arboles y pasto verde, reluciente, limpio.

Moría de ganas de correr por todo el lugar, disfrutar del olor de la tierra mojada, de los frutos, de todo. Tuve que aguantarme, cuando miré a Douglas hacerme una señal para que lo siguiera.

Caminé insegura por detrás de él, sabía muy bien a donde me está llevando, por lo cual me hacía demasiado difícil seguirle el paso.

— Esta es nuestra habitación —presentó Douglas sosteniendo la puerta para que pasara.

Entré a la habitación con nervios, con miedo, con angustia. Ciertamente, mi mente está procesando que lo que Douglas Fraser me va a pedir, es que consolidemos este nuevo matrimonio, algo para lo cual no me siento lista, pero si el lo pide, no puedo negarme.

— Es grande —fue lo único que pude decir al entrar.

— ¿Recuerdas que pediste adelantado medio millón? —el tono de voz que está usando, no me gusta.

— Si, lo hice.

— Ya fue depositado en tu cuenta de banco ¿O lo prefieres en efectivo?

— Así está bien, gracias —respondí apenada.

— Acepté casarme contigo por dos cosas —miro como desabrocha su saco y toma asiento cómodamente frente a mi— Eres atractiva, vagamente pero lo eres… y la segunda es que pensé que por ser familiar de la señora Estela, serías humilde como ella, realmente lo creí.

Ignoré por completo lo de mi belleza, pues discutir con un hombre sobre lo que bello o no, es una perdida total de tiempo. Sé que muchos hombres prefieren los cuerpos esculturales, grandes pechos, grandes caderas, todo grande.

La belleza solo es objetiva, bella para uno, bella para otros, pero nunca para todos.

— ¿Por qué piensas que no soy como la tía Estela?

— Ninguna persona que sea como ella, discutiría aceptar medio millón antes que todo. No sabes como será nuestro año de casados, aún así, al aceptar ese dinero te estarías obligando a pasar ese año sin poder deshacer ese contrato. Lo sabes, ¿no?

— Lo sé, perfectamente

— Me urgía casarme, por eso estás aquí, Aria —su boca se curvó al final de sus labios hacía arriba, dejando ver una sexy sonrisa ladina— Comienza a quitarte ese vestido, debo mirarte.

Punto de vista de Douglas

No puedo creer que esta mujer luzca tan pura, está sonrojada por lo que acabo de decir, parece dudar, pero accede al final de cuentas. Debe estar tan necesitada de dinero, de salir de la pobreza que hará cualquier cosa.

Batalla con los broches traseros de ese vestido, pero cuando al final de unos minutos por fin el vestido cae al suelo, me doy cuenta que cometí un grave error. Sé que es demasiado atractiva, demasiado hermosa, pero no a este punto.

Con lencería y medias blancas, su pelo rubio recogido, sus mejillas sonrojadas, su mirada angelical, su pequeño cuerpo me luce demasiado apetitoso.

— ¿Esto también? —preguntó cuando no dije nada, pero no puede dejar de mirarla.

— Todo —repetí.

Punto de vista de Aria

Esto es vergonzoso, demasiado. Nunca he estado con un hombre como Douglas, que me vea de esta forma no es todo vergüenza, me gusta, pero me asusta. Hay algo en él, no puedo entender que me está pasando.

Comencé a quitarme las medias, lentamente. No para verme sexy, provocarlo o algo así, si no, porque no quiero llegar a la siguiente parte. Por mu atractivo que sea Douglas Fraser, no deseo tener relaciones con un total desconocido.

Después de quitarme las medias, seguí con todo lo demás, me llevó unos pocos minutos estar completamente desnuda. Douglas me miró por minutos sin decirme nada más.

— M*****a sea —siseó molesto, levantándose de golpe y saliendo de la habitación.

¿Qué ha pasado? Sé que dijo que no le soy atractiva, pero comienza a darme en el ego que reaccione así cuando yo estoy desnuda.

Punto de vista de Douglas

No puede ser que haya tenido que salir huyendo de la habitación porque con solo verla me he puesto duro. No puede ser que ella sea así, morí de ganas por hacerla mía esta noche, pero jamás me perdonaré obligarla.

Sea como ella sea, no puedo hacerlo.

Mi madre no permitiría que su hijo haga tal aborrecía. No pensé que esto sería demasiado difícil.  

(...) 

Al día siguiente, desperté sola. Esperaba ver a Douglas en la misma habitación, pero eso no sucedió. En el gran armario que tengo, hay cantidades grandes de ropa, todo parece nuevo, elegante y demasiado caro.

Después de una hora, estaba por fin lista para salir, lo mas vergonzoso viene ahora, que debo pedir permiso para ir a hablar con mi doctor, ver que podemos hacer con mi caso ahora que ya tengo la mayor parte del dinero.

— Buenos días —me dijo una persona si bien, salí de la habitación.

— ¡Dios! —exclamé llevando mi mano al pecho— Que susto

— Mil disculpas —dijo la mujer— El señor Fraser me ha pedido que esté a sus órdenes en todo momento.

— Claro —no podía decir nada más— ¿Se encuentra en casa el señor?

— Debe estar a punto de irse, debería estar en su despacho. ¿Desea verle?

— Si, por favor. ¿Me puede guiar?

— Claro —respondió con una sonrisa amable— Sígame, por favor.

La casa por dentro es aún mas elegante, aunque parece vacía, pero los adornos que tienen lucen mas caros que mi carrera universitaria. Será mejor caminar con cuidado, no quiero romper nada y endeudarme para toda la vida.

La mujer fue tan amable, que tocó por mi la puerta de Douglas. Tuvimos que esperar al menos diez segundos para escuchar su voz detrás de la puerta de roble. La mujer, me dio el pase, así que entré.

— Buen día —saludé al entrar.

Douglas viste un traje azul marino, al verme entrar deja de ver los papeles que parecía estar revisando y firmando.

— ¿Qué puedo hacer por ti? No te he llamado.

— Quería preguntar si puedo ir a la ciudad, no tardaré mucho —la vergüenza que estoy sintiendo ahora, no se compara con nada. Jamás pensé que me humillaría de esta forma.

— ¿Tienes novio? ¿A quién tienes que ver? —Inquirió serio, pero enojado— No importa, sabes que si me engañas todo el contrato se cancela. ¿Verdad? Espero que hayas leído lo que firmaste.

— Sé cumplir con mi palabra.

— El chofer te llevará —me dijo sin verme— Te espero en tres horas, iremos con el abogado de mi padre y espero cumplas tu papel.

— Gracias.

Hablar con Douglas Fraser es lo más difícil del mundo, no puedo creer que existan hombres físicamente tan atractivos, encima de todo tiene demasiado dinero. A él le dieron todo en esta vida.

Punto de vista de Douglas

Usé todas mis fuerzas para no volver a la habitación anoche, de verdad que deseaba por lo menos verla dormida, plácidamente y cómoda. Por un momento, desee que Aria no fuera una mujer interesada, de ser así, sería una mujer perfecta para mí.

— Quiero que la vigiles y me digas todo lo que hace —le pedí a Antonio, mi chofer— No le quites los ojos de encima, si ve a otro hombre es lo primero que debes decirme, no toleraré un engaño.

— Si, señor Fraser —respondió Antonio.

— Eso es todo. Pídele a otra persona que se prepare para llevarme al trabajo.  

Antonio asintió— En diez minutos estará listo, para que pueda salir.

— Te recuerdo que debe estar de nuevo Aria en tres horas. Cualquier cambio, te enviaré mensaje, no quiero ningún error, Antonio.

La atracción entre Douglas y Aria es notoria, pero ambos están confundidos. ¿Cómo podrán salvar su historia? ¿Qué hará Douglas cuándo sepa que Aria solo quería el dinero para su operación?

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