Lucca y Odette terminaron su beso, pilladas in fraganti, y ella se levantó inmediatamente:
- ¡Su Majestad! - Ella se inclinó, avergonzada.
- ¿Por qué bebes, Catriel? - La voz de la reina resonó lo suficientemente fuerte como para atraer la atención de unas cuantas personas que estaban de pie alrededor.
Catriel suspiró antes de responder en voz baja:
- Tengo veintidós años, edad suficiente para no tener que contarle a mi madre todo lo que hago.
- Tú... Nunca me has hablado así. - Su tono era de decepción.
- Hay una primera vez para todo, mamá.
- Esta cosa horrible en tu vaso fue la causa de la muerte de tu hermana. - Vi el dolor en sus ojos.
- Y Catriel no tuvo la culpa. No puedes castigarte para siempre por lo que pasó. - Lucca salió en defensa de su hermano.
- Fue decisión suya no beber y no dejar que nada alcohólico entrara en el castillo. Nunca fue mía.
- Es adulto y puede tomar sus propias decisiones -insistió Lucca.
- ¿Y qué hay de ti? ¿Crees que con diecinueve años eres lo basta