- El... Que se golpeó de frente... ¡Que estaba borracho!
- ¿Como asi? ¿Le pagaste para que nos siguiera y el cabrón terminó golpeándonos, completamente borracho?
- No había forma de predecir que usaría el dinero para emborracharse... y hacer todo mal.
Puse mis manos sobre mi cabeza, tratando de entender lo que realmente había sucedido. Me enfrenté a mi madre y grité:
- ¡Di la puta verdad o no responderé por mí mismo!
Lucca me miró y puso su mano en mi hombro, ciertamente tratando de calmarme. No sabía que nada era capaz de calmarme en ese momento.
- Le pagué al hombre y esperé una oportunidad. Sabía que a Olavo le gustaba llevar a Ariel a pasear en auto...
- Hicieron esto para poder estar solos, sin la intervención de nadie, especialmente la tuya.
- Pero nunca se llevaron guardias de seguridad. El se negó.
- ¡Sólo porque querían estar solos! – grité golpeando la mesa, como si fuera obvio.
- Yo… No esperaba que Siena y tú fueran con ellos esa noche… Y mucho menos que el clima fuera así