Desde entonces, esperaba que volviera todos los días, pero se fue durante una dura semana.
Me decepcionó un poco y me arrepentí de no haberle arrancado la máscara cuando bajaba la guardia.
Si pudiera averiguar quién era, no tendría que esperar tanto y quizá podría tomar la iniciativa de encontrarlo.
Justo cuando pensaba que nunca volvería, un viernes por la noche volví a oír el familiar sonido de la puerta abriéndose.
Sorprendida, me levanté y me dispuse a saludar al enmascarado, ¡pero el visitante era Marcos!
Después del divorcio, nunca le pedí a Marcos que devolviera la llave de esta casa ni cambié las cerraduras.
Pensé que había cortado del todo con él, nunca pensé que este bastardo se atrevería a venir a mi casa.
¿Pero qué hacía aquí tan tarde?
Pronto me enteré de lo que tramaba Marcos.
Probablemente pensó que me había ido a la cama, y se sobresaltó como si hubiera visto un fantasma cuando me vio aparecer, con el pánico parpadeando en sus ojos.
Noté el frío destello de un cuchillo