Benjamín la miró a los ojos, tratando de descifrarla. Luego desvió la mirada, llevó el vaso a los labios y bebió el resto de la bebida que quedaba. Esperó a que su corazón dejara de latir tan frenéticamente mientras formulaba la pregunta correcta para hacerle.

—¿Cómo sabías que yo estaba aquí? —volvió a mirarla, estudiándola con atención.

Antonela no pudo mantener la mirada en la de él. Giró la cabeza hacia otro lado y apretó un poco más el abrigo alrededor de sí misma mientras carraspeaba.

—¿A dónde más irías después de abandonar a una mujer en el altar? —volvió a mirarlo, fulminándolo con su pregunta.

Una sonrisa irónica se dibujó en los labios de Benjamín, y a Antonela no le gustó nada aquello. Se arrepintió