Antonela todavía sostenía el resultado del examen extendido en su dirección cuando Benjamín la abrazó de repente.

Se quedaron allí abrazados, como si no hubiera ningún desentendimiento entre ellos. Antonela cerró los ojos, hundiendo el rostro en su hombro y suspirando como si ese fuera el mejor lugar donde podría estar. Se olvidó por completo de que lo estaba castigando por él exigir una prueba de paternidad.

Ella se había mantenido lejos de él durante tantos días a propósito, con la única intención de castigarlo.

Benjamín tampoco recordó cuánto lo había herido la distancia impuesta por Antonela. Se sentía feliz de ser él el salvador de su propio hijo.

Vio cómo él la miró tan pronto como se separaron, como si deseara quedarse más tiempo en ese abrazo. Había un brillo genuino en los ojos de Benjamín, algo que Antonela jamás había visto.

Ella no podía dejarle pensar que tenía razón. Inmediatamente, Antonela dio un paso hacia atrás y toda la felicidad de hacía unas horas había desapareci