05. La boca del lobo

Me dirijo hacia la cueva del lobo, la jaula del depredador. Donde hasta los miedos más íntimos se vuelven realidad, bueno no, solo exageró un poco.

—Tranquila Sophia, solo es un trabajo no te dejes llevar por las emociones.

Al ver la puerta de su cuarto hace que me provoque curiosidad de saber que sucede dentro y no se el ¿porqué? pero así es, según me explicaron este hombre no sale mucho y creo que para mi va a hacer un problema ya que voy que tener que tolerar sus indiferencia e gritos.

Me coloco en mi lugar para esperar a que salga ese hombre y así poder ordenar su cuarto y a saber que más, solo espero que no haya mucho desorden o será un dia pesado y lo que menos quiero es eso.

Ya son las 10 de la mañana y ese hombre no ha salido o ¿será que ya salió? Y ni cuenta me di.

—¿Dentro o no dentro? —digo a mi misma.

Pienso mucho en que hacer, pero si esta ahí, lo que menos quiero es que me de una buena regañada, pero y que tal que ya no esté y yo esperando aquí como tonta.

—Voy a entrar.

Me dirijo a la puerta y golpeó primero pero nadie responde, lo vuelvo hacer y nada, abro lentamente la puerta y al parecer no está, solo veo la cama desordenada y como uno que otro trapo en el suelo. Decido empezar a arreglar parte por parte, elijo comenzar por recoger lo que se encuentra en el suelo y lo meto en la cesta de la ropa sucia, después me deshago de las sábanas de la cama para colocar nuevas ya que hay que cambiarlas todo los día

—Mucha delicadeza —digo en voz baja.

—¿Delicadeza el qué? —escucho a la voz que menos quería oír en todo este día.

Me volteo rápido y se encuentra en toallas. (OMG) mis ojos viajan rápido a su abdomen escultural y sexi al parecer se estaba bañando trae el pelo completamente mojado y eso lo hace ver super deseable, creo que no es momento de pensar en eso.

—Responda, ¿qué le parece delicado?

Lo veo a los ojos y se encuentra enojado muy enojado, ya me la gané.

—Nada señor.

—Me puede explicar ¡¿que rayos hace aquí?!

—Disculpe señor, pensé que no se encontraba en su cuarto ya que no lo veía salir.

—¡Bueno entonces no pienses más y mejor pregunté! —dice fastidiado.

—No volverá a pasar —trato de calmar la situación.

—Eso espero.

Me volteo para dirigirme hacía la puerta de salida y escucho lo que más me puede tocar.

—¡Todos aquí son unos inútiles!

No, esa palabra no la soportó o que me digan (zorra) eso no lo puedo tolerar. Me volteo y voy hacer algo que creo me va a pagar factura.

—Le digo algo no me llame inútil, cuando usted no puede ni recoger la ropa del suelo —me cabreo.

Se queda pasmado, como si nunca le habían dicho algo parecido, bueno y al parecer creo que es así, lo dejo con la sorpresa y decido salir del cuarto lo más rápido posible, escucho que me habla pero decido hacerme la sorda, otra factura más.

Me coloco en mi lugar con el corazón acelerado ya que este hombre puede arruinar mi vida con tan solo un chasquido —. Creo que me pase un poco —me digo a mí misma.

Veo que la puerta se abre y mirarlo con ese traje hace que mi mente abierta se descontrole, veo que me dedica una mirada y creo que estoy en problemas y grandes problemas, se voltea y sale, dejándome con el aire en la garganta y el cuarto solo para poder ejercer mi trabajo.

—Idiota —digo solo para mí.

El transcurso del día estuvo tranquilo, yo tranquila, haciendo mis deberes. Cada vez que entraba al baño me daban unas ganas tan deprimentes de llorar, lo que hago es tapar mis ojos y pensar en qué un día podré salir de este lugar y que podre lograr algunos de los objetivos que tenía planeado para mi vida, bueno por lo menos eso espero ¡pero de que salgo de acá, salgo!

El problema de pensar en eso es que también me provoca ganas de llorar ya que por culpa de ese maldito viejo que me trató como objeto de venta, no los puedo tratar de ejercer y eso hace que me sienta fatal. Por suerte no he visto al amargado de mi jefe que de seguro salió hacer algo de trabajo (si es que trabaja) me río un poco por mi pensamiento ya que se que él es un inútil de primera. Y así tuvo el descaro de decir que soy una inútil, desde que lo escuché hablar por primera vez supe que iba a hacer un gilipollas.

Recuerdo la primera vez que escuché esa palabra 'gilipollas'. Se me quedó por una compañera que tuve de trabajo. Ella era española y un día por "accidente" chocó con un joven y lo primero que la escuché decir fue esa palabra y me causo gracia, busqué su significado y desde entonces la utilizo para aquellos que les de la palabra de inicio a fin.

Veo que mi tiempo de trabajo ya va a acabar y solo quiero que el tiempo pase lo más pronto posible, ya no aguanto los pies de tanto caminar talvez suene ridículo porque solo es a una persona, pero créanme cuando les digo que el cuarto de ese hombre parece una plaza ¡es gigante¡ y eso hace que se me complique porque tengo que limpiar cada rincón de este maldito lugar.

—¿Ya tiene todo listo? —se me acerca una joven a preguntar.

—Si, todo limpio y ordenado.

—Perfecto, el señor trae compañía y eso es raro, así que tiene que estar todo impecable.

—No se preocupe todo esta listo —digo y se retira.

Trajo compañía, saben que significa eso que mañana tendré un día pesado, al terminar mi horario bajo las escaleras para ir a encerrarme al cuarto, creo que ni voy a comer de lo exhausta que estoy. Me adentro a la cocina, voy a coger mi comida de un solo y me voy a encerrar en mi cuarto. Decidí que mejor voy a comer. Primero mi salud.

En eso escucho risas y adivinen, mi m*****a parte curiosa le dan ganas de saber que pasa haya, ¿voy o no?, que más da, una ojeada no le hace mal a nadie ¡voy a ir! Espero no tener problemas después, al parecer es en un salón, veo que la puerta está entreabierta y mi yo curiosa solo asoma un poco la cabeza para ver que pasa.

Veo a un joven que a saber quién rayos será, miro a la joven que me saludo aquella vez (la hija del jeque) pero al parecer no está mi desagradable jefe, después me fijo que una muchacha muy guapa se sienta en un asiento y siguiéndole mi jefe, al parecer es la novia o algo porque están bien abrazados.

Creo que están tomados porque veo botellas de alcohol vacías.

Me quedo fija viendo al hombre que hace que explote por cualquier cosita, y eso que solo es el primer día, por un momento creo que me quedo ida viéndolo, abro un poco más la puerta para poder verlos mejor y en eso me fijo que voltea hacia la puerta y yo solo me aparto, espero que no me haya visto. Vuelvo a acercar mi cabeza y al parecer se dio cuenta porque justamente ahorita me esta viendo y al parecer se esta burlándo porque solo veo una sonrisa en sus labios, yo quedo helada, no puedo reaccionar, otra factura más, porque me pasa a mi. Lo sé, por chambrosa.

Decido retirarme rápido de allí, adentrarme rápido a mi cuarto y dormirme lo más pronto posible. No, mejor no, porque si me duermo rápido no sentiré la noche y si no siento la noche, me levantaré rapido y lo peor es que solo a asearle el cuarto a ese idiota y saber que más y no nos olvidemos de los gritos.

Decido ir a traer mi comida para encerrarme de un solo.

Al estar en mi cuarto ya cenada, bañada y acurrucada en mi cama, pienso en lo imbécil que soy, porque tuve que ir a ver, seguro mañana me la gano. En eso me acuerdo del rostro que puso el idiota ese, burlándose de mí de seguro ha de pensar que lo estaba vigilando o algo así. Espero no piense eso.

Espero que talvez, solo talvez se ponga bien ebrio y no recuerde nada mañana, sería lo mejor para mi, definitivamente.

•••

Han estado en ese momento donde no sabes si fugarte del lugar donde estas porque no soportas a las personas de tu alrededor o solo ser una buena persona y actuar como que la vida fuera color de rosa.

Bueno así me siento, cuando me levanté esta mañana no dejaba de pensar en que en cualquier momento me tenía que enfrentar a ese señor, pero déjenme decir que todavía tengo las esperanzas de que se le olvide todo, pero a quien engaño seguro se acordara y me va a decir de lo que ya no.

—Tranquila Sophia no te dejes intimidar de ese hombre, solo es uno más en la tierra —me aliento yo misma.

Salgo de mi cuarto con el pensamiento de no verme como cobarde a la hora de enfrentarlo, ya para llegar una joven me sostiene del brazo.

—Señorita Sophia el señor Farûq la quiere ver en su recámara —dice y solo hace que me ponga más nerviosa de lo que estaba. Es que yo sabía que no se le iba a olvidar, ni modo, a enfrentar al señor delicado a su cuarto.

Al llegar a la puerta la pienso dos veces para abrir —. ¿Que pasa Sophia? ¿cual es el miedo? —Pienso.

Abro la puerta y Dios mío está en su cama leyendo a saber que rayos me quedo parada por un momento y me fijo que no nota mi presencia y no se porque pero me enoja.

—Señor ¿me llamaba? —digo firme pero no se como, porque siento como que si mis huesos estuvieran hechos de goma.

—Si señorita, bueno si aun se le puede decir así —dice estúpidamente y yo quedo ¡como! tranquila Sophia es tu jefe.

—¿Que quiere decir con eso señor?

—Nada olvídelo, bueno la razón por la que te llamé fue porque pienso que talvez fui un poco duro con usted y yo se que eres nueva aquí y que no sabes mucho del meneo de este lugar, así que me gustaría volver a empezar. ¿Te parece?

Yo quedo ¡¿que? ¿esto es enserio?!

—Esta bien señor, trataré de mejorar.

—Bueno eso espero, creo que ya se puede retirar.

Me volteo dirigiéndome a la puerta pensando en que todo salió bien —. Espere, se me olvidaba algo —dice y yo solo cierro los ojos, que no sea lo que pienso.

—¿Si señor?

—Una pregunta ¿se podría saber por que me estaba vigilando ayer en la noche? —suelta con una sonrisa en su rostro, pero no de las buenas.

No, lo que no quería escuchar.

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