El sol se cuela con timidez a través de la ventana de cristal, lo que evidencia que apenas se está haciendo sentir. La luz tenue es suficiente para despertar a la joven de cabellera rojiza, quien parpadea varias veces antes de incorporarse.
Su lado de la cama se encuentra húmedo, al igual que su piel, mas ella ignora ese detalle y todas las otras pruebas de su celo porque su atención se enfoca en la presencia del hermoso hombre junto a ella. Él duerme tan tranquilo que su corazón se emociona de la ternura.
En silencio, se permite admirar su manera de dormir y lo apuesto que luce desnudo y con su cabellera negra regada por toda la almohada.
Su apetito sexual aumenta a medida en que ella contempla los encantos de su mate, quien tiene la boca entreabierta y respira con parsimonia.
—Dylan... —susurra con tono armonioso y una sonrisa juguetona, que denota su intención.
—Ummm... —se queja él, luego se gira y se cubre la cabeza con la almohada.
—Despierta, dormilón... —Legna se relame los la