Arya grita con todas sus fuerzas, ella había girado a ver quién era la joven que se acababa de marchar cuando explotó el auto. La policía empezó a movilizarse, Gabriel y Arya fueron arrastrados a un lugar seguro mientras se lograba controlar el fuego. Afortunadamente, la estación de bomberos estaba tan solo a la vuelta de la esquina, así que acudieron de inmediato.
—¡Dios santo, esto es espantoso! —declara Arya—. ! Ella era una niña, santo dios!
—Tranquila, Arya —pide él turbado por la situación, siente una opresión en el pecho, era Lily y él sabía claramente que de niña no tenía nada—. Deja hago unas llamadas y volveré, no te muevas.
Gabriel se aparta un poco de dónde está ella y toma su teléfono con la intención de llamar a sus socios. Les informa de lo sucedido y saben que habrá una investigación al respecto. Ahora más que nunca está convencido que esto es algo personal en contra de los Emory y que no quieren que por nada del mundo se encuentre al asesino.
El asesinato de Gerard