Por Delfina
Seguimos unos pasos y ahora sí desembocamos en un pasillo privado, daba a los camerinos de las bailarinas y al final había una puerta que decía ¨Privado¨.
Antes de llegar a esa oficina, salió de uno de los camerinos, una chica morocha, alta, con los pechos al aire, eran inmensos y tenía mucho brillo en ellos, tenía puesta una tanguita, tipo colaless y estaba maquillada de tal manera que casi no se le distinguían las facciones.
-Gastón, mi hombre preferido.
Dice y le buscó la boca, mientras se abrazó a él.
Gastón la tomó por la cintura y quedaron muy pegados.
Es cierto que en cuanto la tomó de la cintura y se dio cuenta que en su otra mano tenía la mía, esquivó su beso.
-Hola, estás preciosa.
Le dijo.
Me quise morir cuando escuché esas palabras.
Mi mano se soltó de las suyas.
Creo que fue en ese momento en que él reaccionó.
-Te presento a mi novia.
Escuché que dijo, como una voz bastante lejana.
La chica, sin saludarme, pero mirándome en forma despectiva, se alejó hacia el